domingo, 16 de noviembre de 2014

Estrategias

Hace muchos muchos años yo estudié marketing, y publicidad, y hablábamos de estrategia empresarial, posicionamiento del producto y esas cosas tan interesantes a las que, las vueltas de mi vida, no he dado apenas uso. Hoy andaba reflexionando sobre otras estrategias, las educativas, esas que debo emplear para conseguir un único objetivo: que mis hijos sean el día de mañana autosuficientes y buenas personas.
Con mi hijo mayor se me están agotando las estrategias, claro que, desde el punto de vista del marketing tengo un producto difícil de vender, colegio y deberes versus diversión. El premio final, un futuro aceptable en un mundo terriblemente competitivo, está lejano en su horizonte temporal y es difícil de hacer entender, a fin de cuentas sólo tiene nueve años. Y aunque trato de emplear incentivos que proporcionen satisfacción inmediata, premios, halagos... No está funcionando.
La estrategia contraria, la coercitiva, o lo haces o habrá consecuencias, tampoco funciona, puedo obligarle, bajo la amenaza de desinstalarle el minecraft o confiscarle el trompo, a sentarse en su cuarto frente a los libros pero no se puede obligar a nadie a aprender. 
Y así estamos, en estos momentos lo tengo sentado frente al cuadernillo de Kumon (ese método japonés de enseñanza al que he recurrido en un nuevo intento de conseguir que mi hijo lea y escriba de forma aceptable de acuerdo con su edad) lloriqueando y protestando, jugando con cualquier cosa que se le ponga a mano y, por supuesto, sin hacerlo. Por delante comida con los abuelos y un buen mogollón de deberes que no hizo ni el viernes, ni el sábado y que no auguran una buena tarde de domingo.
En los últimos días he leido artículos científicos y pseudocientíficos, artículos que hablan de frases motivadoras, de la importancia de no etiquetar, de cómo ser buenos padres y madres... Todo muy interesante, todo muy naïve, todo muy fácil de entender y muy difícil de aplicar. 
La seguridad de que me estoy equivocando, la dificultad que tengo para controlar mi temperamento, el cansancio y el estress laboral... Nada ayuda.
Necesito nuevas estrategias o a lo mejor sólo necesito calmarme y esperar que el tiempo juegue su papel, mi hijo madure y las cosas cambien.¡Qué tentador!