lunes, 28 de octubre de 2013

Educando

Ya lo he dicho antes, mis dos hijos son "de colores", hablando más en serio, mi hijo mayor (adopción nacional) es mulato y mi hija pequeña (adopción internacional) es china. Ciertamente creo que, hoy en día, este aspecto debería causar menos sorpresa de la que causa, pero no es así. Me miran, me preguntan las cosas más indiscretas que os podáis imaginar... En fin. Gajes del oficio.
Así que mi labor educativa es doble, por un lado trato de educar a mis hijos ¡ardua tarea! y por otro tengo que ir educando a la sociedad en la que vivo: no, los niños no se "escogen"; no, no es que les quiera "como si fueran míos" es que SON míos; no, no me costaron dinero (quizás los trámites de la adopción internacional tengan un coste, pero los niños NO SE COMPRAN)... y así todo el rato.
Mi mayor miedo, el auge de la ultraderecha xenófoba que esta crisis/estafa está acelerando. Qué va a pasar con mis hijos cuando mi constante presencia a su lado deje de "blanquearlos", ¿en qué situaciones se encontrarán? ¿Identificará a mi hijo la policía más a menudo que a sus amigos? ¿Cómo vivirá él este tema?¿Tendrá mi hija que escuchar muchas veces que todos los chinos son iguales y que nos están invadiendo? Parece que queda mucho tiempo para que todo esto sea un problema real en mi vida pero, vista a la velocidad que transcurren mis días, me temo que estaré con esta congoja antes de que me de cuenta. Mientras tanto, seguiremos "educando" con la mayor de las paciencias (ya he comprobado que lo de las denuncias judiciales no es un buen método)

jueves, 24 de octubre de 2013

Cuentos sin premio I

Introducción
De vez en cuando me presento a concursos literarios. No es por vanidad, es por dinero. Miento, la vanidad también juega un papel muy importante en esta historia. Lo habitual es que no gane, el problema es que me encariño con los cuentitos y me da mucha pena que se queden en el cajón (papelera) de cualquier organización que ha tenido a bien montar uno.
En fin, que para qué tiene una un blog si no es para dar salida a todas esas cosas que no importan a casi nadie :)
Así que inaugura está sección un relato hiperbreve (pedían menos de 100 palabras) que escribí para un concurso de la Cadena Ser. La frase inicial no es mía, es de don Mario Vargas Llosa, era también parte de las bases iniciar el cuento con ella.
Lamento comunicarles que habrá más cuentos.

PLAN DE VUELO

Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión.La azafata camina lentamente entre el pasaje bajando las persianas para oscurecer la cabina de nuevo, sus pasos apenas suenan silenciados por la moqueta húmeda del pasillo. El pasajero del 32C se revuelve en su asiento con un suspiro ahogado,  ella no parece prestar atención, pero continua andando hasta la parte trasera y coge de nuevo el cuchillo.

miércoles, 23 de octubre de 2013

La justicia es...

Tener hijos de colores tiene sus cosas. Tienes que acostumbrarte a que la gente te mire por la calle, a que en el parque te hagan preguntas absurdas del tipo: oh que mona la chinita ¿cuánto te ha costado? o que todo el mundo se crea en el derecho de tocarle los rizos a tu hijo mayor. Yo lo llevo generalmente bien, intento no ir con la escopeta cargada todo el rato y mantener la calma cuando me tocan en exceso las narices. Las madres que tienen también hijos de otras etnias sabrán perfectamente a qué me refiero.
Ahora bien, hace dos veranos, mi hijo (mulato) y su primo (de origen etíope) jugaban en una calle peatonal de mi pueblo cuando una señora tropezó con él y cayó al suelo. Rápidamente nos levantamos a ayudarla y tanto mi hijo como yo nos disculpamos por el accidente. A continuación la señora en cuestión le miró con odio y soltó un "¿perdón me vas a decir hijo de puta?" Y siguió con la retahíla: negro de mierda, déjenlos en su país o téngalos atados como los salvajes que son.... y un largo etc. Los que me conocen no se lo creerán, pero mantuve la calma, no me enfrenté a ella y terminé llamando a la policía sólo cuando la señora en cuestión me pidió el DNI para denunciarme. Le faltó pedirme los papeles del seguro del niño. Fue la policía la que me aconsejó que la denunciara y así lo hice.
Ahora viene lo realmente divertido de la historia, hoy me habían citado para el juicio. Así que he pedido permiso en el trabajo y viajado hasta el pueblo, allí estaba la susodicha con su abogado, servidora por supuesto iba a pelo, nos han llamado, hemos entrado y rápidamente, hablando para el cuello de su camisa, el señor abogado ha pedido el sobreseimiento del caso porque ha prescrito, la fiscal se ha mostrado de acuerdo y la señora jueza  ha dictado que así sea. No se me ha permitido decir ni media palabra.
Las preguntas son:

  • ¿Habrá aprendido esa señora que no se puede ir por la vida insultando a niños de otro color?
  • Si todo había prescrito ¿no hubiera sido más fácil enviarme una carta comunicándome el archivo de mi denuncia que montar toda esta pantomima de juicio?
  • ¿Qué tipo de justicia tenemos que deja pasar el tiempo hasta que los que cometen delitos quedan totalmente impunes?

La cara de tonta que se me ha quedado es de libro.
En fin.

martes, 1 de octubre de 2013

Cuando un amigo se va...

Permitidme el toque sevillano folclórico, aunque en este caso sea una amiga y yo esté profundamente triste. Se me muere una buena amiga, de esas que llegaron a mi vida casi de casualidad y que compartieron una etapa importante de mi vida. Mi amiga África vivió puerta con puerta conmigo durante unos años, ambas teníamos llave de la casa de la otra y nuestra vida era un continuo te cojo tomates que no me quedan, pasa que hice croquetas, vente a ver la peli a mi sofá... Lo que es vivir pegados y en buena vecindad. Luego se me fue alejando físicamente hasta acabar en Badajoz por diferentes avatares de su vida que no vienen a cuento. Y así estamos, ella allí muriéndose por culpa de un maldito cáncer y yo aquí, pegada al móvil, sin poder/atreverme a irme para allá, esperando la llamada que me anuncie que todo ha acabado.
Y cuando todo acabe, pues tocará ir al tanatorio y repartir besos, evitar si puedo el funeral, que será religioso (no los aguanto) y seguir viviendo mi vida. El ritual de la muerte me parece tan artificial, se adapta tan poco a mis forma de ser, que se convierte en un suplicio. Porque a mi me da por llorar a mares de forma demasiado impúdica incluso para estas ocasiones o por hacer chistes negros, que no están muy valorados por el común de las personas en estas situaciones.
Sé que no la voy a olvidar, he perdido suficiente gente como para saberlo, aunque también sé que cada vez pensaré un poquito menos en ella. Ley de vida.