martes, 24 de septiembre de 2013

Mala madre

A mi lo que realmente me gustaría es ser esa madre perfecta de los anuncios, la que no se enfada aunque el niño entre con el patinete y deje la cocina hecha unos zorros, la que juega todo el rato con ellos partiéndose de risa cuando deciden saltar en la cama y romper almohadas en peleas que, en los anuncios, nunca acaban en llanto. Pero yo soy una mala madre, yo riño, castigo, me enfado y, sobre todo, me canso. Me resulta agotador decir las mismas cosas una y otra vez, ponte las gafas, siéntate bien, deja eso, no se salta en el sofá, no se comen chucherías, dejad de hacer ruido...¡DEJADME EN PAZ! No me malinterpretéis, les quiero a rabiar, pero me cansan. Y del mismo modo que nunca tendré el estilo de Audrey Hepburn, me temo que nunca conseguiré ser esa madre publicitaria... En fin, tendré que apuntarlo en la lista de imposibles.


jueves, 19 de septiembre de 2013

Cuestión de edad

Mi báscula no me habla. Se ha cansado de mí. Cuando me subo encima deja en la pantalla una dubitativa línea intermitente, y nada más. Si insisto, me suelta un ERR que me deja muy claro que me estoy equivocando, que debo bajarme ya, que no me va a decir si perdí o gané peso. Pensarán que esto no es un problema, que sólo tengo que comprar una nueva, el informático de guardia me dirá que pruebe a resetearla, sí claro, ya lo sé, pero a mi me ha parecido paradójico y muy significativo que mi báscula deje de hablarme precisamente ahora.
Yo había decidido estar estupenda a los cuarenta, pasearme con un escotadísimo vestido por la gran fiesta que me iban a preparar, pero han llegado los cuarenta y uno y ni hubo fiesta, ni mi cuerpo da para escotes. Dicen que los cuarenta son los nuevos treinta, y será verdad, especialmente para aquellas a las que no se les ha puesto el culo de tamaño descomunal y que pueden ponerse un wonderbra sin parecer una tabernera medieval. No es mi caso. A mi los cuarenta no han hecho más que traerme goteras, cansancio y maluras, tontas, insignificantes, pero maluras a fin de cuentas.
No sé qué decir de cómo voy a estar a los cincuenta... pero visto lo visto, mejor me callo.

martes, 10 de septiembre de 2013

Éramos pocos...

Algún día tenía que pasar, algún día yo también tenía que tener mi blog... O no. Pero el caso es que hace un año que no escribo una frase completa que no tenga que ver con el trabajo. El género epistolar ha terminado de morir y mi bandeja de entrada solo tiene publicidad y notificaciones del facebook. Y a mí, a ratos, me hacen falta mucho más de 140 caracteres para decir lo que quiero.
¿De qué voy a hablar? Pues de todo un poco. Mi querido esposo dice que un blog para que tenga éxito debe ser monotemático, pero a mi me da igual el éxito y soy politemática, así que por aquí encontraréis cuentos breves, historias de maternidad y adopción, política, discapacidad, libros, viajes (o al menos eso espero)... En fin, el mismo batiburrillo que es mi vida.
Pasen sin llamar, lean, critiquen, comenten... están en su casa.