miércoles, 12 de febrero de 2014

Pausa

Hoy ha sido un día pausado. No he ido a trabajar, a cambio, fui a la clase de mi hija pequeña (4 años) a realizar con ellos una receta de cocina. Y he disfrutado como una enana. Lo mejor con creces la asamblea, con una capacidad de moderación que ya quisieran para ellos los mejores periodistas de la historia, la "seño" va invitando a hablar a unos y otras, a enseñar sus cosas, a expresar sus miedos y sus dudas, en un ejercicio de respeto a los demás que  me gustaría ver en otros sitios supuestamente más importantes, ¿el Parlamento, quizás?
Luego la cosa se ha desmadrado un poco más, pero la verdad es que es toda una experiencia pasar ese ratito con mi hija y el resto de su clase, poniendo caras a los que ella nombra sin cesar, viendo sus avances.
Como no he ido a trabajar, me ha sobrado tiempo para preparar la mesa y la comida, comer con los niños en una locura de charloteos y chistes e historietas varias... ¡Hasta hemos dormido un rato de siesta en el sofá!
Hoy ha sido un día pausado, sin gritos, ni carreras, ni malas caras... Me hacía falta pulsar el botón de pausa, porque a veces pienso que ando a más revoluciones de la cuenta, como cuando en el tocadiscos poníamos a 45 los discos de 33. Y no soy yo sola. Miro a mi alrededor y me da la sensación de que todos andamos a las revoluciones equivocadas. A toda velocidad por la vida los que trabajamos, en una tensa calma forzada los que perdieron el empleo. Y sueño con darle a pausa, y cambiar las revoluciones, y aprender a estar tranquila en casa y en el trabajo, a no dejarme llevar por la vorágine. ¡Qué fácil resulta escribirlo! Hacerlo es otra historia ¿verdad?

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